La disfagia consiste en la dificultad para tragar alimentos y líquidos. Si es ocasional, como por ejemplo cuando comemos demasiado rápido y no masticamos bien antes de tragar, no debemos preocuparnos en exceso. Pero si es persistente, es fundamental que acudamos al médico para que nos ayude a conocer la causa, ya que puede deberse a alguna enfermedad grave.
Entre los síntomas que causa la disfagia están dolor, imposibilidad de tragar, sensación de que los alimentos se quedan atascados en la garganta o el esternón, ardor de estómago y reflujo. Otro signo claro de disfagia suele ser la pérdida de peso.
¿Cómo debe ser la alimentación paciente con disfagia?
Nuestra especialista de Hospitalización a Domicilio, Nazaret Mena, explica que los alimentos más apropiados para las personas con disfagia son los que resultan fáciles de controlar y manipular en la boca. Aquellos que no necesitan masticarse y que requieren poca fuerza muscular de la lengua para propulsarla. Y es que llevar una alimentación adecuada es todo un reto para estos pacientes.
Los alimentos deben cumplir los siguientes parámetros:
- Que tengan una textura homogénea: fina, sin hilos ni hebras, sin grumos, sin espinas, sin pieles…
- Que no presenten diferentes texturas: no mezclar sopa con fideos, yogur con trozos de fruta o leche con cereales, por ejemplo.
Medidas para perder el miedo
La disfagia también hace que aumente el temor a comer ciertos alimentos. Para perderlo se pueden tomar una serie de medidas generales óptimas:
- Buscar un ambiente sin distracciones mientras se come.
- Comer con la espalda recta y lo más erguido posible.
- Siempre que se trague alimento hay que procurar poner la cabeza inclinada hacia abajo para evitar que el alimento pase hacia las vías aéreas.
- Es aconsejable que el paciente coma acompañado/a por si se produce algún atragantamiento.
- Se debe dar de comer pequeños volúmenes.
- Se recomienda no utilizar pajitas o jeringas, ya que la cuchara apoyada sobre la base de la lengua estimula la deglución.
- No tumbarse hasta haber pasado 30 o 60 minutos después de la comida para evitar que la comida suba hacia arriba y pueda aspirarse y pasar a las vías aéreas.
Si el paciente no puede tragar, incluso cuando la textura es fina y líquida, se debe buscar una vía alternativa para la alimentación. El médico será el que valore la alternativa adecuada, entre las que se encuentra la alimentación a través de una sonda, lo que se denomina alimentación enteral.
Contenido validado por Nazaret Mena, especialista en Unidad de Hospitalización a Domicilio