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El exceso de sudor o hiperhidrosis es una enfermedad que puede ser limitante, estigmatizante y causar estragos en la calidad de vida de la persona, llegando a afectar a todos los ámbitos de la vida, tanto el personal como el laboral. “La hiperhidrosis se caracterizada por una sudoración o transpiración excesiva que se produce de forma espontánea, sin ser causada por temperaturas altas o por situaciones de tensión física o emocional”, explica la Dra. Elena Sánchez-Largo, especialista en Dermatología de nuestro hospital.
Clasificación de la Hiperhidrosis
La hiperhidrosis se puede clasificar en función de:
- La causa:
- Primaria: suele ser más localizada (focal) y de origen conocido.
- Secundaria: de patrón más generalizado y derivada de situaciones clínicas subyacentes. Puede aparecer en cualquier momento de la vida del paciente y está relacionada con problemas de tiroides, menopausia, ciertas drogas o intoxicaciones, tumores, etc.
- La localización: axilar, palmo-plantar, generalizada…
- La extensión:
- Hiperhidrosis generalizada: cuando el exceso de sudoración abarca una superficie mayor a 100 cm2 en la piel del paciente.
- Hiperhidrosis localizada: cuando la hipersudoración comprende una superficie igual o menor a 100 cm2 y está delimitada a áreas anatómicas con alta concentración de glándulas sudoríparas en la zona (axilas, palmas, plantas, pubis).
Grados de afectación
Asimismo, la hiperhidrosis puede presentar distintos grados de afectación para el paciente:
- I Grado: la sudoración no se nota nunca ni impide la actividad normal del paciente.
- II Grado: la sudoración es tolerable, en ocasiones impide la actividad normal del paciente.
- III Grado: la sudoración es poco tolerable e impide frecuentemente la actividad normal del paciente.
- IV Grado: la sudoración no es tolerable e interfiere en la actividad normal del paciente.
¿Cuál es su impacto en la calidad de vida?
“La hiperhidrosis es un problema relativamente frecuente que puede generar estrés emocional y ansiedad. El impacto psicológico de la hiperhidrosis puede acomplejar o interferir en la vida diaria de quien lo padece. Ocasionando limitaciones en el ámbito laboral, académico y social”, explica la Dra. Sánchez-Largo.
Esta situación, a su vez, provoca un estado de ansiedad permanente por la necesidad de sentirse seco y la preocupación de oler mal, llegando en los casos más graves a que las personas se vuelvan retraídas y rehúyan la actividad social, evitando situaciones donde necesitan entrar en contacto con otras personas y pudiendo ser una causa de fobia social.
Pautas de comportamiento
Los pacientes con hiperhidrosis tratan de acomodarse al problema y suelen adoptar pautas especiales de comportamiento para minimizar el impacto social:
- Evitar situaciones que conlleven el contacto físico, como saludar con un apretón de manos o abrazos.
- Limitar los movimientos de los brazos y adoptar posturas rígidas para ocultar la sudoración excesiva de las axilas.
- Cambiarse varias veces de ropa a lo largo del día o usar compresas absorbentes para reducir las manchas en la ropa.
- Evitar actividades que supongan actividad física e incluso sujetar objetos con seguridad por miedo a que se resbale.
Si te encuentras en esta situación, no dudes en consultar con tu especialista, ya que existen distintas opciones terapéuticas que pueden ayudar a mejorar esta enfermedad dependiendo del tipo, localización, extensión y grado de hiperhidrosis.
Contenido validado por la Dra. Elena Sánchez-Largo, especialista en Dermatología del Hospital Universitario de Torrejón